Éste es muy trivial: Las cajas de leche, los conocidos «Tet*aBrik» de la empresa Tet*aPack, aunque parece que hay otras parecidas (por cierto: menudo chollo que tienen con esas patentes en todo el mundo, como las latas de bebidas que si no me equivoco pertenecen a Reyn*lds. ¿Piensa usted a dónde va la mayoría del euro que paga por 330ml de agua dulce?). Hablaré de leche pero esto es válido para casi todos los líquidos en estos envases.
Estas cajas suelen venir con un extremo doblado y troquelado. Este troquel es bastante largo, llegando hasta un poco mas atrás del pliegue de la pestaña; ésto es muy importante, porque mientras la leche sale, tiene que quedar sitio para que entre el aire. El método es ideal y es la forma mas cómoda de servir, cuando funciona. El problema viene cuando intentamos cortarlo y el troquel no sirve, es duro, se rompe mal, se arranca por un lado, etc. Cualquiera sabe a qué me refiero. Por eso en las cocinas suele haber tijeras. Ahora bien: cuando el usuario se ve obligado a ignorar la indicación del fabricante por estar mal practicada, también ignora la recomendación de cortar hasta detrás del pliegue y usualmente hace un corte pequeño. Y aquí nuevamente falla el sistema: no hay sitio para que entre el aire y la leche sale a borbotones. Para evitarlo he visto varios métodos, por ejemplo hacer un pequeño agujero con la punta de la tijera en el extremo opuesto del lado superior de la caja, o levantar la pestaña de ese mismo lado. El primero tiene el ligero inconveniente de que si se inclina la caja hacia atrás se salpica el usuario; el segundo, bastante peor, obliga a coger la caja con ambas manos, porque pierde rigidez. Lo lógico es usar la tijera sobre la línea troquelada.
En este estado de cosas, los fabricantes se han lanzado a competir en quién le pone una tapa mejor a su envase (personalmente, pienso que deberían competir en llenarlos de mejor leche), y entre otros artilugios, les han puesto tapa a rosca. Estas tapas, al abrirlas la primera vez, perforan la caja, y luego evidentemente se pueden volver a cerrar. Parece una maravilla, pero tiene a mi modo de ver mas inconvenientes que ventajas: la leche sigue saliendo a borbotones y salpicando todo (¡y ahora lo hace por diseño, no por uso incorrecto! eso es imperdonable); la tapa al abrirse a veces no perfora correctamente la caja, y hay que acabar el trabajo metiendo un cuchillo, o un dedo meñique, o lo que menos enfade al usuario; las cajas con esta tapa pierden su perfecta forma prismática y dificultan su apilabilidad; y last but not least: agrega al envase descartable dos piezas de plástico de vida efímera aumentando su ya cuestionable huella ecológica. La ventaja es que se puede volver a cerrar, si se cae no vuelca, y da la sensación de estar mejor conservada (esto último entiendo que es relativo: una vez abierto no sé si dura mas, en la nevera, por tener tapa que por no tenerla ¿algún biólogo en la sala?). Se me ocurren mas defectos, pero no mas virtudes. En resumen: las tapas a rosca de los envases de cartón no han mejorado mi relación con el producto, sino que la han empeorado.
He visto otro sistema, mas simple: una tapa plana, que al levantarse se corta de la parte adherida al envase; debajo tiene una tira de aluminio que hay que arrancar, dejando una ranura alargada en el envase. La ventaja principal respecto a la rosca es que la ranura alargada permite que entre el aire por el extremo superior mientras se sirve. Y al ser plana, mantiene la cualidad de apilabilidad. Como desventaja respecto a la rosca: el cierre no es tan fiable. Y mantiene el problema de que en ocasiones no se abre correctamente, y hay que acabar el trabajo con un cuchillo.
Me hago una pregunta muy sencilla: ¿Han intentado mejorar el sistema de troquelado, para que se abran bien?. Mientras tanto, yo sigo eligiendo las cajas sin tapas, y me quedo con el sistema de la tijera, cortando sobre el troquel. Es decir: sigo solucionando por mi cuenta lo que no son capaces de resolver los diseñadores. Y no les cobro nada.
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