Hoy hablaremos de otra necesidad y objeto totalmente generalizados: Escurrir la vajilla, y los consabidos escurridores.
Hay escurridores para platos, para cubiertos, y para platos y cubiertos. Son objetos tan comunes, tan triviales, que la mayoría de la gente los compra en cualquier bazar barato. Y como suele suceder con tantos otros objetos, muchos adquirientes no analizan la necesidad para comprar el mas apropiado. Admitámoslo: no toda la culpa es de los diseñadores, muchos objetos cumplirán bien su función, si se utilizan en el lugar y de la forma adecuados.
Hay una característica que podría separarlos en dos grupos: los que acumulan el agua escurrida, y los que no. ¿Y por qué alguien querría un escurridor que no junta el agua? (se podría preguntar). Pues, porque como ocurre con muchos otros problemas en la vida: a veces es mejor dejarlo correr. El objetivo, la necesidad a cubrir, no es juntar el agua sino secar la vajilla. Hoy en día están generalizadas las mesadas de cocina de acero inoxidable, integradas con la propia pileta. Si se coloca un escurridor abierto encima de una de esas mesadas, el agua simplemente goteará y correrá hacia la pileta. Fin del problema. En realidad cualquier mesada, de cualquier material, debería cumplir esa premisa, porque si los líquidos que se vierten no corren a la pileta, lo harán al suelo, o a alguna junta que chorreará en la alacena, o detrás del horno, etc. Así que habría que darle la vuelta a la pregunta, que sería: ¿Y por qué alguien querría un escurridor que junta el agua? Pues porque a veces tenemos una mesada mal diseñada o mal colocada, que echa el agua a cualquier lado, o es vieja, de granito que ya está poroso y difícil de limpiar, o incluso de madera. Cambiar la mesada es caro, o el piso es de alquiler, así que la solución es un escurridor que retenga el agua.
Así que a veces es bueno que el agua se acumule. La siguiente pregunta es: ¿A dónde?. Aquí está el problema de los escurridores que acumulan el agua: lo hacen en un compartimento que tienen debajo, que además es bastante pequeño y se llena en apenas un par de lavados. Para poder vaciarlo, el escurridor debe estar vacío de loza o cubiertos, retirar la parte superior y vaciar el cuenco de debajo. Para peor, muchos usuarios acostumbran a dejar la vajilla en el escurridor en lugar de guardarla en una alacena. Nunca es buen momento para vaciar el agua acumulada, hasta que los hongos están aflorando por los bordes. Hay que retirar todo lo que hay encima, desarmarla, lavarla con lejía… La solución se ha convertido en problema. Para evitarlo, el recipiente donde se acumula el agua debe poder ser removido sin mover el escurridor (que los hay, y en el mismo bazar barato).
La moraleja es la de siempre: Antes de comprar, hay que analizar para qué servirá y dónde se colocará. Si el agua puede correr sola hacia la pileta, mejor. Si no es así, buscar el que sea mas cómodo de vaciar y de limpiar, y decididamente, que no sea necesario desarmarlo para ello.
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